Oferta Lanzarote Costa Teguise, Playa Blanca | Ofertas Islas Canarias

Nuestro precio incluye:

• Billetes de avión i/v
• Traslados
• Alojamiento en Hotel y régimen elegido
• Asistencia de guía
• Seguro de viaje.
• Tasas aéreas y carburante (56€)

PLAZAS LIMITADAS

1er día: España - Lanzarote

Tomamos el vuelo a Lanzarote y a la llegada nos espera el traslado que nos llevará por carretera al hotel reservado.

Los días siguientes: Lanzarote

Tiempo libre. Disfrutar de sus maravillosas playas, deleitarse con su gastronomía, irse de comprar, practicar algún deporte...

Último día: Lanzarote - España

Tomamos el traslado del hotel al aeropuerto de Lanzarote para embarcar en el vuelo de regreso. Llegada a España.

Notas Importantes:

• Traslados opcionales pudiéndolos contratar directamente al hacer la reserva.

Haría, un capricho de la tierra y el mar

En la zona norte de la isla, a pocos kilómetros de Arrecife, se encuentra la población de Haría; enclavada en un valle de palmeras. Su carácter interior no es ajeno a su vocación marinera, aunque lo que más llama la atención de su haber son sus joyas naturales.

La Cueva de los Verdes es un laberinto de galerías volcánicas. Antaño fue el refugio de los locales ante las amenazas de ultramar, pero hoy en día alberga un magnífico auditorio natural. Otro capricho de la naturaleza es Jameos del Agua. Una laguna subterránea en la que habitan especies indómitas y que César Manrique rescató del olvido.

La isla graciosa

Al norte de Lanzarote hay un pequeño archipiélago de la que destaca la Isla La Graciosa, la única habitada. Una meca para los amantes del mar y el viento, en cuyas costas los alisios soplan con bravura marcando el carácter de sus habitantes y el perfil de la isla. Sus playas vírgenes son un regalo para los sentidos, ofreciendo arena blanca. El regreso a Lanzarote ofrece una espectral imagen de la montaña negra que imaginó Dante para el viaje de vuelta de Ulises más allá del Estrecho. Pero antes de abandonar el archipiélago bien merece una inmersión el Bajo de las Gerardias. Un bosque de corales que hoy visitan submarinistas de todo el mundo por la claridad de sus aguas y los tesoros que bajo ellas aguardan.

De las entrañas del mar, esculpida con fuego y viento, surgió Lanzarote, la más próxima a la península de las Islas Canarias. Lanzarote es un territorio agreste, dominado por la lava de su centenar de volcanes, donde los lugareños han sabido aprovechar lo poco que ofrece esta tierra yerma para hacer de la isla una fuente de recursos.

La idiosincrasia de la isla se confirma en que en 1993 recibió la clasificación de Reserva de la Biosfera, lo que le augura un futuro de prosperidad fuera de las manos especuladoras.

Un paseo por las tierras del fuego

Desde hace dos siglos Arrecife ostenta la capitalidad de la isla. Es una población marinera, a cuyo puerto arriban los barcos que unen las islas con la península. La distribución de las casas en el centro de la población recuerda a los trazados árabes, pero con el alma de un asentamiento colonial. Las casas terreras son las construcciones más típicas, aunque no abundan mucho por el entramado de calles.

Desde el centro urbano, siguiendo el discurrir de la calle de La Lagarta, una carretera une la playa con el islote donde se asienta el Castillo de San Gabriel, reconstruido por maestros italianos y que sirve de atalaya a la ciudad. Como también fue atalaya el Castillo de San José. Hoy sede del Museo de Arte Contemporáneo que diseñó César Manrique, gran artífice de lo que Lanzarote es en la actualidad, y que alberga uno de los mejores restaurantes de la isla.

Teguise fue la ciudad más importante de Lanzarote antes de que lo fuera Arrecife. En su haber está la sede de la Fundación César Manrique, desde donde se pueden realizar rutas para conocer el gran patrimonio que este insigne canario legó a la isla. De la población destacan los edificios cristianos, aunque también el Castillo de Santa Bárbara, situado sobre un volcán y una de las primeras edificaciones de la colonización.

Lanzarote y César Manrique

La inhóspita tierra de Lanzarote ha atraído en las últimas décadas a importantes personas del mundo de la cultura. José Saramago vivió y murió en la isla que lo enamoró, como enamoró a César Manrique. Un artista cuya obra hoy salpica cada rincón de la isla y que luchó para que Lanzarote no fuera pasto de la codicia, sino un tesoro natural labrado por las personas que lo habitan.

La Casa de Tahíche fue la primera obra del artista. Una construcción moderna pero adaptada a la naturaleza. Desde la fundación que lleva su nombre se pueden realizar rutas que muestran el legado de Manrique y que es uno de los mayores atractivos de la isla. Junto con las montañas de fuego que han esculpido cada paisaje de esta tierra que surgió del mar.

Para ver la información detallada de los puntos y horarios de salida debe seleccionar la zona desde donde desea salir.