Visita Toledo, la ciudad de las tres culturas

Toledo

Toledo – Mosáico en Cerámica

Toledo vive la cultura

Un alivio en la carretera de circunvalación que rodea a Toledo por el sur permite obtener la vista más completa de la ciudad. El lugar está marcado por la presencia de autocares que vomitan a turistas ávidos de captar en sus cámaras un trozo del perfil toledano. A la caída de la tarde las luces comienzan a encenderse y Toledo parece arder en un halo anaranjado que remarca con fuerza sus más importantes monumentos. Un adelanto de lo que el día siguiente me depara en la «ciudad de las tres culturas». Porque Toledo es una de esas poblaciones que se ha ganado un sobrenombre, como Roma es la «ciudad eterna» o París la «ciudad de la luz».

En dirección al centro de la ciudad la Academia de infantería protege el flanco este con la mirada puesta en el Tajo que abraza a Toledo como un padre a su hijo. Frente a la academia se levanta majestuoso el edificio del Alcázar, pero antes hay que salvar el caudal de este río que se detiene en los saltos de agua artificiales y le permiten gozar de Toledo antes de seguir hacia Lisboa, donde se bañará en el mar.


Toledo

Vista panorámica de Toledo

Las puertas del tesoro

Dos enormes columnas levantadas en piedra rojiza sostienen a un ave mitológica que saluda a quién osa entrar en Toledo. Es la Puerta de la Bisagra, con su particular estilo renacentista, constituida como puerta principal de entrada a la ciudad amurallada. A partir de aquí todo es subir. Los barrios de casas bajas se dejan salpicar por sinagogas, mezquitas e iglesias cristianas en un mosaico de culturas de donde procede el sobrenombre de Toledo, ciudad de las tres culturas. Pero se habrá de atravesar toda la ciudad o utilizar su circunvalación para ir a la parte más cultural de la ciudad. El Puente de san Martín, con sus cuatro ojos sobre el Tajo, es una de las opciones del visitante, muy recomendable por la escasa presencia de turistas por esta zona. La obra de ingeniería es un adelanto a los edificios que esperan en el interior.

Atravesadas las murallas espera la sinagoga del Tránsito, de la que destaca el impresionante techo de la sala principal, con un artesonado en madera labrada y policromada, y las paredes repletas de detalles en los que se distinguen ciertos elementos de inspiración árabe, como la ornamentación floral y vegetal en sustitución de las representaciones humanas, prohibidas en las dos religiones. La capilla hebrea data del siglo XIV, pasando tras la expulsión judía a manos cristianas; aunque hoy en día ha vuelto a estar bajo el amparo de la Estrella de David, pues sus instalaciones acogen al Museo Sefardí, una de las exposiciones fundamentales de Toledo. No muy lejos, siguiendo la sombra de estos solitarios callejones, se encuentra la casa en la que vivió el Greco durante su estancia en Toledo, hoy es su museo.

En la calle dedicada a los Reyes Católicos abre sus puertas la Sinagoga de santa María la Blanca. En su exterior solo las colas de distraídos turistas anuncian la presencia de tan valioso monumento. El interior, por el contrario, poco tiene que envidiar a la Mezquita de Córdoba. Sus arcos sostienen delicados murales de estuco de gran belleza sobre los que incide la luz para despertar en el visitante el interés de quienes moraron este templo construido en el siglo XII.

Santo Tome

Iglesia de Santo Tomé – Toledo

El trío se completa con la Mezquita del Cristo de la Luz, cerca de la Puerta de la Bisagra, cristianizada como sus dos templos hermanos. La valía del edificio musulmán estriba en que es el único que se conserva completa de los que había en su día en Toledo. Una de las primeras construcciones religiosas de la ciudad, datada en el año 980. Ahora sus muros acogen a un museo dedicado al mundo romano.

La misma calle que me ha traído hasta aquí, la de los Reyes Católicos, me invita a seguir hasta el Monasterio de san Juan de los Reyes. En su fachada lúgubres cadenas rememoran un pasado de dolor cuando los inquisidores aplicaban la ley a placer. El monasterio se terminó cuatro años después de la primera aventura colombina. La obra procuró ser un presente para agradecer la victoria en la Batalla de Toro contra el rey de Portugal en beneficio de los Reyes Católicos, de los que queda constancia en el yugo y la flecha, acrónimos artísticos de Isabel y Fernando. De hecho el monasterio responde al estilo isabelino, en honor a la reina: sobrio, pero elegante. Siguiendo el itinerario de la calle, pero en sentido salida, paso por la puerta del Cambrón, acogida bajo un singular edificio.

El templo primado

Las calles de la judería toledana invitan a subir ceremoniosamente entre arcos de estilo hebreo y árabe. Los callejones se estrechan auspiciando una agradable sombra al viandante en busca de la mayor de las construcciones religiosas de Toledo: la Catedral.

En el camino hacia el templo mayor se anteponen las iglesias de santo Tomé y la del Salvador, para dar paso al ayuntamiento y finalmente a la Catedral. En la de santo Tomé la entrada es obligada, pues en ella está la obra más conocida del Greco: El entierro del conde de Orgaz. Junto a este concurrido templo se encuentra la sede del gobierno regional, en el edificio que fuera palacio de Fuensalida.

Posteriormente da encuentro la Catedral, templo mayúsculo cuyos muros recogen multitud de historias y leyendas. El edificio actual se levanta sobre el solar que ocupó una antigua mezquita. En el interior un pozo recuerda al patio del templo musulmán; un pozo del que cuenta la leyenda brota agua amarga por las lágrimas de un amor no correspondido que se iba a llorar al brocal del aljibe. Hoy el pozo forma parte de itinerario cultural de la Catedral, construida definitivamente bajo el amparo de Fernando III, el Santo. La apariencia exterior, con el gran campanario, da fe de los maestros arquitectos que han levantado sus muros, teniendo la blanca piedra como elemento común.

Catedral

Catedral de Toledo

Aunque el verdadero tesoro de la Catedral se encuentra en su interior: en sus capillas, naves, coro y la magnífica sacristía donde se exponen obras del genial pintor griego, el Greco, junto con magníficos cuadros que en su día salieron de los pinceles de Zurbarán, Goya, Rubens y Tiziano, entre otros. En la Sala del Tesoro se conserva la famosa Custodia de Arfe, tallada en oro en sus más de tres metros de altura. El conjunto lo completan la Puerta del Reloj y la de los Leones, junto al museo catedralicio, integrado entre los muros de la iglesia mayor del reino, la iglesia primada de España. Un título que viene a ratificar la originalidad de esta construcción obra cumbre del gótico. De su interior tampoco se olvidan las visitas al sepulcro renacentista donde descansan los restos del cardenal Mendoza.

De lo divino a lo profano

La calle del Comercio me lleva a una plaza recogida, pero popular: Zocodover; desde la que nace la cuesta de Carlos V, terminando ante la puerta del Alcázar de Toledo. Antes, no obstante, la necesidad impera y se hace recomendable hacer un apartado en el camino para degustar los manjares gastronómicos. Los guisos de perdiz, venado y jabalí abundan en las tabernas toledanas, pero también otros platos más novedosos, como “las bombas” que se anuncian en las tabernas a las que acuden los estudiantes; una suerte de patata rellena con carne, acompañada de tomate y alioli.

La imagen que muestra hoy el Alcázar responde a los estilos del siglo XVI, con las cuatro torres en las esquinas que le dan la forma de cuadrado perfecto, y sus características fachadas platerescas. Pero el lugar donde se asienta este edificio siempre fue considerado como fundamental para defender a la ciudad, así consta en los escritos que recrean construcciones más modestas desde el siglo III. En el interior del recinto militar se guardan libros de incalculable valor en la que constituye una de las más importantes bibliotecas de la península, además de ser la sede del Museo del Ejército.

Puente Alcantara

Puente de Alcántara y Alcázar – Toledo

Desde la explanada del Alcázar se divisan las instalaciones de la Academia de infantería y a su derecha el Castillo de san Servando, transformado en albergue. La construcción original del siglo XI tuvo que ser reconstruida tras el deterioro causado por guerras y enfrentamientos. A sus pies los dos arcos del Puente de Alcántara salvan el discurrir del Tajo.

A las afueras de la ciudad merece la pena visitar el antiguo Hospital del cardenal Tavera, en la calle homónima. Un edificio solemne de que destaca la fachada renacentista y los dos magníficos patios gemelos separados por un pasadizo también doble, pero en altura. Las columnas rojizas contrastan con el blanco mármol del suelo.

Pero Toledo no es solo edificios emblemáticos y calles adoquinadas. Es cultura. Como la Semana Santa, declarada este año Fiesta de interés turístico internacional, uniéndose así a los actos conmemorativos del Año del Greco. Y siguiendo con la cultura religiosa no se puede obviar la procesión del Corpus Christi, en la que desfila la magnífica Custodia de Arfe, en una tradición que se remonta al siglo XIII y de gran arraigo en la capital toledana. Para terminar los festejos con la fiesta de la Virgen del Sagrario, patrona de Toledo.

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