Formentera, el último paraiso

Faro Formentera

Faro de Cabo Barbaria – Formentera

Todo viaje comienza cuando se cierra las maletas y se pone rumbo al destino a descubrir. En esta ocasión la maleta está menos abultada que en otras ocasiones, pero la mente más abierta que nunca para recorrer los encantos secretos de Formentera, el último paraíso del Mediterráneo.

Formentera quedó aislada de la especulación de los constructores cuando la burbuja inmobiliaria estaba siendo llenada con todo el aire que podían insuflar los promotores. Para acceder a la meridional de las islas pitiusas hay que subir a un barco que no permite el acceso de las grandes hormigoneras ni las grúas que levantan los grandes edificios. Esa peculiaridad ha ayudado a mantener a Formentera en un halo, protegida de las aglomeraciones y con una capa de vida hippie que se conserva a pesar de que quienes protagonizaron la colonización de la isla ya peinan bastantes canas. Formentera ha sido escenario de películas que nos han hecho recorrer los 20 kilómetros que tiene la isla de un extremo a otro. Hemos subido al faro de la Mola y deambulado por sus senderos pedregosos en busca de las playas en las que se han bañado los protagonistas de “Lucía y el sexo”, entre otras cintas antológicas que despertaron el interés por este magnífico destino de vacaciones.

Las pitiusas, las islas de los pinos, como las llamaron los griegos, están regadas continuamente por las brisas del Mediterráneo y por los vientos que peinan a los árboles achatados. Una característica muy notable en Formentera, donde se hace irresistible fotografiar algunas de sus higueras autóctonas, cuyas ramas se sostienen sobre pilares colocados por los vecinos y que en más de una ocasión han servido de capilla para quienes contraen nupcias teniendo como testigo a la naturaleza de Formentera. La isla también cuenta con alguna de las playas mejor valoradas del mundo, ofreciendo un amplio abanico de actividades y rincones que hemos decidido recorrer olvidando el coche, y alternando la bicicleta y la moto, ambas opciones disponibles en alquiler nada más poner los pies en este paraíso mediterráneo.

Molino de viento en Formentera

Molino de viento en La Mola – Formentera

En lo más alto de Formentera

Nada más desembarcar hay varias opciones para recorrer la isla y disfrutar de todos sus encantos. Me decido a empezar por la parte más alta de Formentera, y la que se encuentra más lejos de la puerta de entrada. A casi 20 kilómetros de La Savina se yergue sobre una península el faro de La Mola, junto a El Pilar, uno de los pocos pueblos que dan vida a esta bella isla. El Pilar se hizo famoso hace unas décadas cuando las comunidades hippie que habitaban la isla organizaron un mercadillo para vender las manualidades que elaboraban y poder ganar un poco de dinero. No hace falta mucho para vivir en Formentera. Algunos de sus habitantes han estado hasta hace bien poco sin luz ni agua, aunque la razón responde más a motivos personales y de conciencia que a la propia infraestructura de la isla. Hoy en día los mercadillos atraen las tardes de los miércoles y de los domingos a multitud de visitantes de la isla, siendo un lugar de encuentro y una ocasión propicia para recorrer este extremo oriental de Formentera. Sobre tenderetes y atendidos por los que llegaron a Formentera y se enamoraron de ella lucen artículos de artesanía, bisutería, ropa y la posibilidad de hacernos un tatuaje o una divertida caricatura con el faro de La Mola de fondo. Este faro, y esta isla, se dice que fueron inspiradores de las aventuras del gran Julio Verne. Pero no solo al escritor dieron alas, la música también tiene notas de Formentera, al igual que las películas de las que ha sido escenario y los cientos de oleos que han intentado capturar su esencia.

Los molinos de viento de La Mola atestiguan la presencia de las brisas marinas tan presentes en la isla. Aquí paso unos días Bob Dylan, del que se dice se enamoró de sus atardeceres. Probablemente también se asomó a los acantilados del faro, como lo hacía el protagonista de “Héctor Servadac”, de Julio Verne, o Lucía, en la película de Medem.

Formentera

Buscando la playa…

Una de las mejores playas del mundo

El istmo que une la península de La Mola con la parte occidental de Formentera está custodiado por algunas de las playas mejor valoradas del mundo. Ses Platgetes y la playa de Migjom ofrecen magníficas horas de sol al pie de aguas turquesas que hacen irresistible el baño. Muchos aún preguntan por el Piratabus, la iniciativa de dos enamorados de Formentera que procuraron ganarse el sustento montando un sencillo bar en un bus que hacía las veces de hogar. Hace unos años las autoridades obligaron a eliminar el vehículo que se había convertido en una de las catedrales turísticas de la isla. Sin embargo, no pudieron evitar que se siguiera utilizando el nombre, que hoy ostenta un chiringuito con los mismos dueños y la misma energía que los que aparcaron el bus frente a la orilla.
Entre Es Caló y Es Pujols, dos de los pueblos de Formentera, se alarga un paseo marítimo de casi 8 kilómetros. No se puede esperar un paseo similar a las grandes ciudades ribereñas, pero sí una coqueta versión formenterana. Algunos de los mejores restaurantes y chiringuitos de Formentera se encuentran en este pasillo, ideal para recorrer a pie o en bicicleta. A estas costas llegaban en otro tiempo buques mercantes, y hace algunos siglos era escenario de emboscadas piratas, tan numerosas e incesantes que el rey Felipe II llegó a ordenar la evacuación de la isla para proteger a los vecinos que la habitaban. Hoy día la población y las playas son tranquilos reductos donde disfrutar del sol. Solo hay que tener la prudencia de escoger la cala más conveniente para estar al resguardo de los vientos incesantes a que está sometida la isla.

Vista impresionantes en cabo Barbaria

Quienes tienen buena vista y aprovechan los días despejados para visitar el majestuoso paisaje de cabo Barbaria, al sur de Formentera, dicen ver las costas de Argelia y Túnez. Rodeado de maleza baja y lagartijas calentándose en las rocas, este cabo ofrece un paraje natural único de enorme belleza. Un paisaje lunar con el encanto de las islas pitiusas. Muchos de quienes llegan aquí buscan las grutas por las que descendió Paz Vega en busca de la cala situada al pie de la linterna de Formentera. El azul intenso del mar sorprende tras el descenso rocoso. Este es uno de los mejores lugares para ver atardecer en los privilegiados palcos naturales y despedir con un aplauso al Sol cuando se hunde bajo el horizonte y da paso a la noche de Formentera.

Acceso a Cueva en Cabo Barbaria - Formentera

Acceso a Cueva en Cabo Barbaria – Formentera

Todo acaba donde empezó. Rumbo norte se llega al puerto que hace de entrada de Formentera, La Savina. Aún más al norte nos podemos bañar en la que es, sin duda, la mejor playa de la isla, Ses Illetes. Una playa de agua turquesa sobre arena blanca, salpicada con algunos islotes entre los que no es extraño encontrar fondeados lujosos yates y veleros que vienen a disfrutar de este lugar privilegiado de Formentera. En las proximidades no pasa desapercibido el olor nefasto que despide el Estany Pudent, una laguna salada de baño prohibido por la corrupción de sus aguas. Cerca se levanta el molino des Carregador, otra de las construcciones que aprovecha el viento de Formentera y delimita su paisaje, como las torres vigías que se encuentran en el perímetro de la isla, cumpliendo las funciones de alertar a la población ante los ataques piratas. Hoy los únicos ataques que sufre Formentera son las oleadas de turistas que procedentes de Ibiza vienen a pasar un día en este reducto de paz, patria hippie en el Mediterráneo. Y que sigue brindando sus maravillosos paisajes, el modo de vida de sus vecinos y los encantos naturales protegidos de la vorágine de la península. Un reducto de sosiego que constituye el último paraíso del Mediterráneo, Formentera.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *